Visto en ElCayapo.com
Nunca lograremos saciar lo perdido, no hay acumulación que valga para satisfacer las necesidades ancestrales que se volvieron infinitas en el cerebro de los consumistas que somos.
Está ocurriendo el colapso de un sistema único, en todos los sentidos, no de cualquier sistema, es nada más y nada menos que el capitalista; aglutinador de todos los sistemas poderosos que han existido hasta el momento; es la maceración de diez mil años atentando contra la vida en todas sus infinitas formas.
Un sistema con la virtud de dividirnos en tantas partículas como sea su necesidad, en su nombre o en su contra, (es lo mismo) somos gremio, género, color de piel, religión, trabajador, campesino, sexo, partido, individuo; en la ilusión de que somos el todo.
Todo esfuerzo por arreglar, acomodar, salvar, reformar este sistema será inútil. Lo macro construyó un mundo social incontrolable, en donde la mercancía sustituyó toda otra opción. La gente mercancía; nos compramos y vendimos hasta la saciedad, de allí la molestia, el hastío y el no saber a dónde ir, qué más hacer.
Se nos confunde con la idea de salvar a la tierra, aterrorizándonos desde todas las pantallas, con el cuento de que el planeta se acabará, intentando desviar la atención de donde debemos mantenerla enfocada, que es en el desmontaje del sistema capitalista.
La realidad es que el planeta será capaz de continuar su viaje, con o sin nosotros. Preocupémonos por la especie, pensémonos en otra sociedad.